El caos del amor.
Desde que nací, mama y papa me enseñaron de que se trataba la vida, los colores, el sabor de la comida, a descubrir el ABC y también me enseñaron de que se trataba el amor, porque ellos estaban juntos, me enseñaron que en algún momento iba a encontrar un hombre que fuera para mí, alguien que me cuidara y que se riera conmigo como ellos lo hacían. Pero no fueron los únicos, las historias con la que crecí hablaban de princesas que se enamoraban de príncipes, de mujeres que mágicamente se chocaban con el amor de su vida o bien era una porrista enamorada del jugador de futbol americano. Pues entonces era fácil entender el amor, crecí sabiendo que algún día iba a encontrar a alguien que fuera el indicado. Claramente a medida que el tiempo corre es más difícil de lo uno cree encontrar a esa otra mitad, aun así creo fervientemente en el amor. Pero esta no fue con la única sorpresa que me encontré a medida que corrió el tiempo, hubo un momento en donde comencé a escuchar que no solo podían enamorarse los hombre de las mujeres, sino que también los hombre se enamoraban de los hombres y las mujeres de las mujeres, pero esto era un descubrimiento que iba en contra de mis pensamientos anteriores, y aunque lo veía también escuchaba los prejuicios hacia esta realidad que se presentaba, la mayoría de la gente no estaba de acuerdo o decía cosas feas, tanta información se presentaba que era imposible procesarla toda. Crecí en un pueblo y eso con lleva muchas cuestiones, una de ellas es encajar, ser parte, ser el común de la gente o sentirte excluido para siempre, esa enorme denominación claramente incluye pensamientos e ideas en común, y la homosexualidad estaba fuera de discusión, en un pueblo todavía no es algo que se vea como una normalidad y está lejos ser visto así, entonces ¿Por qué debería culparme? ¿Por vivir y convivir con una realidad a la cual estaba acostumbrada y creía normal? ¿Por adaptarme a un lugar del cual era y siempre llevare dentro? Claramente no podía pretender deslucir todos estos pensamientos si nadie me los planteaba, es que nunca lo había notado, nunca lo había pensado de otra manera que no fuese la mía. Ahora las cosas cambiaron, crecí, y me enfrento a una nueva etapa en donde de a poco voy aprendiendo de que se trata la vida, y aquí me encuentro parada en frente de esta realidad y soy yo quien debe decidir qué hacer con ella, desde siempre sostuve que la única manera de cambiar el mundo era amando sin fronteras ni prejuicios, amando al otro, al día a la noche, a las estrellas y también al sol, solo con amor puro íbamos a poder transformar el sentimiento robot que se implementó en la sociedad bastarda del siglo XXI, y he aquí otra cuestión, si solo planteaba la idea que con amor todo era posible, ¿Por qué negarme a la idea del amor entre personas del mismo sexo? ¿Por qué negarme a la idea de otros tipos de pareja? Puede que de esta manera exista hasta más amor en el mundo, nunca había tenido que afrontarme a aceptar esto, nunca del todo, tal vez solo a medias, pero ahora que está en frente de mí, no puedo quedarme sentada pensando como lo hacía, no puedo no forzarme a pensar e intentar entender, porque si así lo hiciera si me quedaría sentada iría en contra de mi principios de que frente a un cambio hay que reaccionar. No puedo negar que no todo es fácil y que la idea del príncipe y la princesa es la idea de amor más clara y feliz que he encontrado en toda mi vida, el amor de los ancianos y de las películas, pero aun así, tal vez las historias de amor ahora se agranden en mí, ahora toda esa fascinación por estas historias comiencen a tener otras fronteras y mi escala sea enorme y hasta inalcanzable. Al fin y al cabo ¿Por qué distinguir entre sexos? Si lo único que cada uno quiere es encontrar a alguien que te espere a la noche en casa, te bese o acaricie y con solo una mirada entienda tus alegrías y tristezas, tus pesares y tus andanzas, alguien que camine contigo debajo la lluvia y no le importe mojarse, alguien a quien amar, eso es solo lo que todos queremos, porque nadie puede vivir sin amor. Seria impensado poder vivir sin esta magia tan extraordinaria. Por eso me paro ahora y entiendo que más allá de lo que yo crea correcto para mí y mi vida, debo entender que cada idea está bien, porque no hay receta de felicidad sino que cada uno es artificie de su propia receta y, ¿Por qué debería pretender que todos utilicen la mía? No habría razón alguna, hoy comienzo sin prejuicios, hoy dejo de lado mis teorías y mis persecuciones mentales hacia la búsqueda de la perfección creada por una sociedad que ni siquiera puede alcanzarla, hoy me lanzo a la vida, a sentir sus cosas cotidianas, a sentir las diferencias y entenderlas y con todo lo nuevo que encuentre hacer del lugar en donde camino una sonrisa más para cada historia. Si no abrís la cabeza definitivamente es imposible que te crezca el corazón.